A veces nuestra capacidad creativa e imaginación nos traslada a lugares donde no hemos estado; basta con una simple descripción para que nuestra mente vuele y nos permita tener una idea de lo que nos están hablando, eso es el conocimiento discursivo, del cual investigaremos qué es, sus características y ejemplos para que descubras junto a nosotros.
Índice de contenidos
¿Qué es el conocimiento discursivo?
También llamado conocimiento mediato, es aquel que ocurre sin la presencia física del objeto en cuestión, por tal motivo se construye en base a nuestra creatividad, imaginación y conceptos parciales que se tengan sobre el mismo.
En este caso, la persona va fijando en su mente lo que podría ser, haciéndose diferentes hipótesis mentales, mejorándola o sustituyéndolas por otras, mientras intenta llegar a la realidad del objeto.
Es un tipo de conocimiento indirecto, debido a que no se experimenta un contacto directo con la persona, hecho u objeto tratado, en su lugar imagina lo que puede ser y se crea su propio concepto de ello.
Este tipo de saber, suele comparar internamente lo que se le está planteando con sus conocimientos previos, para así poder tener una idea aproximada de éste. El discurrir lleva a razonar, lo que permite llegar un conocimiento mediato después de varios intentos.
Características del conocimiento discursivo
Entre las características más destacadas del conocimiento discursivo se pueden mencionar las siguientes:
- Es indirecto.
- Se forma con conceptos parciales de lo que puede ser.
- Hace uso de la razón.
- Realiza esfuerzos sucesivos para dar con la realidad de un objeto.
- En individual.
- Ofrece un aprendizaje inmediato del objeto, sin mediar con él.
- Hace uso de la intuición para darse una idea de lo que se está intentando determinar, por eso, se le suele confundir con el conocimiento intuitivo.

Ejemplos del saber discursivo
Como ejemplo podríamos mencionar cuando leemos un libro, cuento o novela fantástica y nos imaginamos los personajes, allí entra en juego este tipo de conocimiento.
Así mismo, cuando nos hablan de un hecho donde las olas del mar se levantaban arrasando todo a su paso y viene a nuestra mente esa imagen, incluso sin haber ido nunca al mar, tomando como referencia películas que hemos vistos o fotos acerca de ello.
También podemos poner como ejemplo, cuando jugamos de niños y le damos vida a mundos imaginarios; así mismo, cuando jugamos a las adivinanzas y nos señalan características del objeto que debemos imaginar y poco a poco nuestra mente relaciona las pistas con lo que sabemos, hasta dar con la identificación del objeto, el cual no vemos pero sabemos cómo es.
Referencias Bibliográficas:
Balmes, J. (1868). Filosofía fundamental. Cuarta edición. Imprenta del diario de Barcelona. Barcelona, España.
Morente, M. (2019). Lecciones preliminares de filosofía. Ediciones Encuentro S.A. Madrid, España.