Existen personas que desde que nacen poseen habilidades y destrezas que destacan mucho al ser comparados con otras personas. Algunos señalan que ello se considera un conocimiento innato, que no se trata de una casualidad o suerte. Por eso, abordaremos a continuación lo que es este tipo de saber, sus características y ejemplos, para comprender un poco más acerca de él.
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¿Qué es el conocimiento innato?
Se dice que está constituido por los saberes que trae la persona consigo desde el momento en que nace, es decir, una habilidad no aprendida en ningún lugar o que desarrolla a la perfección con poco conocimiento académico de ello, por lo que se dice que nació con dichos dones.
Algunos autores insisten hasta el día de hoy que no existe conocimiento innato, que se le está confundiendo con el conocimiento empírico, sin embargo, aún no han podido sustentar su posición lo suficiente como para anular este tipo de conocimiento, debido a que existen algunas teorías que sí sustentan su existencia, como es el caso de algunos ejemplos que indicaremos más adelante.
Otros autores por su parte, señalan que el espíritu de la persona es eterno y ello trae consigo que pueda contener en él información que el individuo desconozca, siendo ese mismo conocimiento que después utiliza.
En fin, este saber no se adquiere a través de la experiencia, es un conocimiento que viene arraigado en la persona desde su concepción, el cual luego va aprendiendo a utilizar o desarrollar.
Características del conocimiento innato
Entre las características más destacadas se pueden mencionar las siguientes:
- No se aprende, por lo tanto, no depende de la experiencia.
- Es individual, aunque otras personas también posean el mismo conocimiento.
- Es un conocimiento básico, por lo que algunos dicen que antecede al conocimiento implícito o tácito.
- Es emocional e intuitivo.
- Se puede complementar y enriquecer para ser exteriorizado.
Ejemplos del saber innato
El llanto de los bebés al nacer, la forma en que succionan la leche del seno de su madre, la capacidad de reírse o agarrar objetos son conocimientos innatos que toda persona posee.

Otro ejemplo de este saber sería, algunos de nuestros actos involuntarios, nuestro reflejos, la forma a cómo reaccionamos ante ciertos estímulos que no habíamos tenido antes.
Uno de los ejemplos más comunes de este conocimiento es el lenguaje, ya que, el individuo comienza a articular sonidos de manera automática para expresarse y darse a entender.
Referencias Bibliográficas:
Hodge, Ch. ( 2010). Teología sistemática. Editorial CIE. Barcelona, España.
Hualde, J. y Escobar, A. (2003). Introducción a la lingüística hispánica. Segunda edición. Editorial Cambridge University Press. Madrid, España.
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